martes, 5 de octubre de 2010

“Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo…”

Buenos Aires -Capital Federal- una de las ciudades más caras en las que se puede vivir según un ranking mundial (http://ar.news.yahoo.com/s/30092010/59/n-business-1309772-buenos-aires-ciudades-mas.html) nos embeleza con su vida nocturna y la diversidad cultural que podemos encontrar en ella. Muy pintoresca y de excelencia escogida por los extranjeros para vacacionar  trata de ocultar lo que la miseria y la pobreza del país nos deja como rastro desafiando las estadísticas del INDEC: un basural en plena vía pública.
Entrada la tarde-noche mientras todos regresan a sus hogares o se encuentran haciendo sus últimas actividades laborales del día, una parte de la ciudad comienza su jornada de “trabajo” y de vandalismo con total impunidad. Sin mencionar el alto riesgo de inseguridad que nos acosa, si recorremos las calles del centro de Capital, vamos a toparnos con que todas las calles y hasta a veces avenidas son usadas como peatonales de manera forzosa por los que intentamos transitar. Antes de que pasen los recolectores de  residuos, los vulgarmente llamados “cartoneros” (oficiales y no oficiales) se encargan en su gran mayoría de destrozar las bolsas de consorcio y contenedores en busca de lo que podríamos llamar su “sueldo” sin cuidado, consciencia o respeto alguno, dejando lo no reciclable e inservible desparramado en la vía pública, haciendo de la ciudad un enorme pero “cool”  basurero.
Las veredas están invadidas de desechos –entre los cuales enumeramos patológicos, tóxicos, heces, entre otros- parte de la acera también incluyendo los desagües, lo cual no nos deja otra opción que caminar por el casi centro de la calle, ya que en la vereda también podemos encontrar a personas en situación de calle que la utiliza como vivienda, sumando aún más desechos tal vez un poco más desagradables pero quizás menos indignantes, dadas las circunstancias.
¿Qué otras cosas y/o situaciones suman suciedad? Las personas mal educadas que no se molestan en esperar  cruzar un cesto o contenedor de basura para arrojar los panfletos o distintos residuos, también desconsideradas que no son capaces de guardarlos en alguna especie de bolso que lleven consigo hasta llegar a un lugar y arrojarlos donde corresponda; los recitales antes y después de los mismos; los eventos y reuniones en la vía pública o espacios abiertos, sobre todo en fechas particulares.
Si bien es cierto de que a veces no abundan los cestos de basura, uno puede ayudar acercándose a un contenedor o guardándolo consigo hasta tener la oportunidad de deshacerse correctamente de el.
Los riesgos que se corren dejando los residuos desparramados son muchos, uno puede lastimarse, resbalar, contaminarse con algo y hasta genera que las plagas y roedores hagan de la ciudad sus cuevas. El cuidar el medioambiente es una responsabilidad de quienes habitemos la tierra  y es indignante ver como destrozan absolutamente todo con una libertad que hasta lo hace plenamente legal.
Solo basta con caminar por Once, Centro, Microcentro, Nuñez, Barrio Norte, y algunas esquinas de Belgrano. No es justo que tengamos que soportar el mal olor sin poder hacer nada, caminar por donde no deberíamos y hasta ir de a saltos para evitar pisar algún que otro “regalito” del VECINO DESCUIDADO que saco a pasear el perro y no lo juntó.
  “Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo…” cundo preguntas el porqué de esta destrucción.

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