miércoles, 24 de noviembre de 2010

Los recitales de River son historia.


Hasta no hace mucho tiempo, uno iba a los recitales a ver a su artista favorito saltando al ritmo de lo que fuese que estaba presenciando, pero últimamente las repercusiones en las propiedades de la zona, causadas desde hace años han logrado que ya no podamos vivir tan hermosa experiencia de estar en un campo saltando en bloque junto a una gran cantidad de personas. Pero no solamente nos afecto en el sentido pasional, podría decirse, sino que también en lo económico.
Una entrada a campo estaba rondando en los $300, ahora que ya no existe más esa ubicación, las opciones son una serie de hileras (con sillas) divididas en distintos valores, distintos accesos, distintos beneficios y distintos nombres que te hacen creer que sos VIP, cuando en realidad sos un tremendo infeliz que pagaste alrededor de $3600 o $6700 solamente para ver al artista más de cerca, almorzar antes del show, en el mejor de los casos conocer a uno de los integrantes de la banda, llevarte un stock de cosas de la banda y con suerte pasear por el escenario.
Si bien a un ultra fanático eso lo vuelve loco de emoción y sin dudarlo se dispone a pagar ese disparate, a uno que intenta pensar en frío lo indigna. Primero por el robo que son los precios, segundo por el abuso de poder y tercero por la inseguridad para las personas, que ante la ignorancia e incapacidad de “Prevención” para contener al público, que en su ambición por ser más fan unos que otros, se paran de sus asientos y se agolpan contra el límite de seguridad, aplastándose entre ellos y sofocándose, pudiendo producirse asi. en el peor de los casos el descenso de alguno.
Obviamente hay más estadios para realizar estos eventos en las condiciones de campo general, pero los motivos por los cuales no se llevan a cabo son principalmente dos: el primero es por que son de más difícil acceso y el segundo es que a la productora que trae al artista le conviene que sigamos pagando precios exorbitantes por nada.
Como ya denuncié en una de las entradas anteriores, yo abone $200 más el impuesto por Ticketec, para una general, en el último rincón del estadio de River para ver a Bon Jovi y tener que tolerar el pésimo bajo sonido y las diminutas pantallas. Una entrada que resulto ser cara por temas que correspondían a la organización, pero una calidad de show por parte del artista increíble. Otra cosa que me indigna es los valores descomunales que cobra la empresa por la cual sacas el ticket como impuesto y la pre-venta. Es parte de un negocio casi monopólico y sin ningún beneficio para sus usuarios. Las empresas encargadas de las ventas de entradas, aumentan el impuesto conforme aumente el valor del ticket, lo cual es ilógico por que si es un impuesto siempre debería valer igual o tener mínimas variaciones respectos de otros.
River es un estadio que no esta eficazmente capacitado para desagitar semejante multitud, como tampoco tiene gente competente y capacitada para ello; la paradoja es que para los shows tienen miles de “peros” respectos a las ubicaciones pero para los actos de la CGT y demás, en donde hubo casi el triple de personas que en un show, nadie se opuso a nada, nadie dijo absolutamente nada y ni siquiera los supuestos “defensores de la cultura musical” expusieron el tema de manera coherente y seria.
Lamentablemente con todos los sucesos que vive el país, estamos dejando de ser el semillero de cultura como a veces nos apodan, como por ejemplo la BAFIM este año se suspendió por que retiraron los sponsors debido a las escuchas ilegales, de las cuales Mauricio Macri esta acusado; la feria cultural más grande del mundo suspendida por semejante bochorno nacional…
No puedo agregar más nada por que todo lo que me brota es indignación y mucha bronca de no poder hacer nada, pero me gustaría tener que dejar de ser quienes paguemos por errores, avivadas y tramoyas turbias de otros; que los recitales que hicieron historia, sigan haciéndola por su calidad artística y no por su valor económico.



                         
                                Antigua disposición.

martes, 16 de noviembre de 2010

Besa mis heridas y sánalas con caricias.

Besa mis heridas y sánalas con caricias.
Todas las noches apoyo mi cabeza  en la almohada soñando con que eso suceda, pero me levanto sabiendo de que no pasó, de que no pasará y de que no hay ninguna oportunidad, salvo iniciar tu mismo viaje al cual sin intensiones de ofender, prefiero escapar. Es un ferviente deseo que no se va a ser realidad, el primero de toda una larga lista.
Nuestra historia siempre fue complicada, pero a pesar de saber de tu pronto adiós no puedo superar el dolor de tener que olvidarte y no poder. Solamente pido poder oler tu perfume un instante más, sentir el calor de tus dedos desvaneciéndose entre mis manos y tus ojos diciéndome “adiós” cuando ya no había fuerzas ni siquiera para hablar.
De tanto extrañarte suelo imaginar que el viento son tus besos secando las lágrimas que debo guardar, recuerdo a cada momento las frases que son las llaves para cerrar una puerta y abrir otra en la que ya no estarás.
Cierro los ojos intentando recordar, el último beso, nuestro último abrazo, mi palabra del perdón y no encuentro entre mis recuerdos esa frase tan importante que debías escuchar. Sueño con dar hasta la última parte de mi alma por sentir un último suspiro, por dormir una sola vez más en tu regazo. Hoy solo pienso en lo fuerte que tuve que ser para quererte y verte ir, para soltar nuestros lazos.